Translate

domingo, 4 de septiembre de 2016

Mompox , la ciudad de la mecedoras

A Mompox llegue el 31 de Agosto desde Cartagena de Indias. Una pick up me recogió en el hotel a las 4 de la mañana y me dejó en "La Casa Amarilla  " a las 10 de la mañana.
Mis compañeros de viaje,  2 jóvenes que iban por trabajo y no entendían muy bien como alguien desde España viajaba hasta allí. Y Juan, orgulloso momposino de unos 50 años, buen conocedor de su historia y de toda la obra de García Marquez que se quejaba de que los jóvenes de ahora no leen. Me llamaba " española" y según él, los españoles llegaron tan lejos para esconder todo el oro y la plata que temían fueran robados en los muchos saqueos que Cartagena sufría. 
También dicen que los españoles que llegaron allí eran judíos que huían de la santa inquisición instalada en Cartagena de Indias.
Mompox fue fundada en 1540 por Pedro de Heredia ( hermano del fundador de Cartagena de Indias) . Es una villa encantadora. Casas coloniales con fachadas majestuosas, ventanas enrejadas y de colores desde las que se intuyen magníficos patios, el romanticismo de sus calles salpicadas de bonitas iglesias ( de Santo Domingo, San Agustín, Santa Bárbara...) y la amabilidad de sus gentes hacen de este pueblo un lugar mágico y anclado en el tiempo.
 Mompox no está dentro de los circuitos turísticos, por lo que los viajeros que la visitan son pocos,  si bien el centro histórico fue declarado patrimonio la Humanidad por la Unesco en 1995. Es famosa también su ferviente celebración de la Semana Santa.










La tranquilidad de la mayoría de sus calles contrasta con el bullicio propio de las ciudades sudamericanas en las dos calles principales del pueblo.






Cruzando el río Magdalena, atravesando la aldea de el Horno, llamada así porque era donde estaban los hornos donde se cocían los ladrillos durante la construcción del pueblo, se llega a la ciénaga de Pijiño. Preciosa excursión en un barcaza con motor conocida como " las Jonhsons" para observar las aves y reptiles de la zona ( mayoritariamente iguanas) que termina con una imponente y preciosa puesta de sol sobre el río Magdalena.



 

Hay otras dos cosas que llaman la atención cuando se pasea por el pueblo: las mecedoras en madera y mimbre que hay en los portales de todas las casas y el gran número  de joyerías y orfebres que trabajan la plata y el oro realizando las famosas filigranas momposinas, tradición indígena que se perfeccionó durante la época de la conquista y aún se conserva.


Sigo sin saber porqué llegaron aquí los españoles, pero si sé que eligieron un lugar precioso y lleno de magia para vivir. 

6 comentarios: